Al visitar los pasajes adolescentes de su envidiable memoria octogenaria, José Manuel Caballero Bonald desvela que, en una de esas decisiones quinceañeras que tienen tanto de peregrinas como de irreversibles, eligió la poesía para vivir como un aventurero hedonista. "Cayó en mis manos una biografía de Espronceda. Y me entusiasmó. ¡Pero no el poeta, el personaje! Murió a los 34 años tras vivir miles de aventuras. Quería imitarlo como fuera. Y cogí lo que tenía más fácil. Me hice poeta y empecé a llevar una vida licenciosa, que en mi caso se resumía en llegar algún día tarde a casa", cuenta, con una sonrisa en sus ojos claros.
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Hace 1 año
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