Quedaron claras dos cosas: que el río, pese a su abandono, sigue siendo un organismo vivo, poblado dentro y fuera por todo tipo de especies. Y quedó claro, por supuesto, que después de tres horas y media de caminata, un buen arroz es más delicioso todavía. Ayer estuvimos en la marcha en pro de la recuperación definitiva del río Guadalete entre 150 y 200 personas y el resultado de este día reivindicativo no pudo ser más exitoso. Colectivos, entidades, grupos políticos, personas de toda condición y profesión, niños y niñas, perritos... Fue una fiesta en la naturaleza para pedir que Jerez vuelva a mirar a su gran río. Como explicó el amigo Diego Almodóvar, magnífico conocedor de todos los secretos del cauce, allí (por si algun@s aún no lo saben) hubo un puerto, cuando era navegable, y los puestos de pesca recorrían sus riberas a su paso por Jerez proporcionando ricos manjares procedentes de las profundidades. Era un río vivo y debe volver a serlo. Sólo hace falta voluntad de quienes tienen las competencias. Gracias a todos y a todas por asistir y participar, y a los expertos por ilustrarnos y arrojar luz sobre esos puntos negros del río que deben ser erradicados. Al final, Pepe, la cizalla no hizo falta aunque seguiremos reivindicando que el dominio público hidraúlico sea eso, público. Algunos siguen sin enterarse.
Arriba imágenes de la marcha 'verde y azul' por el Guadalete y (abajo) la actividad de reforestación que vivimos en la antigua traza del ferrocarrill, para la que pedimos su conversión en vía verde.
p.d.: Esperemos que la salida a subasta de los terrenos del Rancho de la Bola, junto al río y que se suponía sería un parque periurbano sensacional, no se destinen finalmente a otros fines especulativos y que respondan a intereses privados.
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