La decisión del Gobierno de elevar de manera drástica las exigencias de capitalización al sector financiero supone, en la práctica, un golpe mortal para las cajas de ahorros al abocarlas a su inexorable privatización. Según el anuncio de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, bancos y cajas deberán demostrar de aquí a otoño condiciones para subir del 6% al 8% su core capital (que determina la solvencia de la entidad). Esa condición, ya de por sí difícil de cumplir, será “superior” para las entidades que no coticen en bolsa y no tengan inversiones privadas. Véase, cajas de ahorros. En septiembre, el Estado entrará, por un periodo de cinco años, en las entidades que no hayan logrado resolver sus problemas de liquidez en los mercados, con el fin de sanearlas con el dinero de todos los contribuyentes. Las cajas incluidas en este grupo deberán transformarse obligatoriamente en bancos, si es que no lo han hecho antes para captar recursos en los mercados.
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Hace 1 año
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