miércoles, 3 de marzo de 2010

Aquellos días

LUIS GARCÍA MONTERO 27/02/2010 - EL PAÍS

Febrero es un mes lúcido y laborioso, muy consciente de sus propias limitaciones. Suele compensar con una disciplinada agenda de trabajo la carencia de días que sufre desde su nacimiento caprichoso en los calendarios. Febrero es rotundo para lo bueno y para lo malo. Con lo caras que resultan las afinidades electivas, mi hermano Adolfo y mi amigo el poeta Felipe Benítez Reyes se pusieron de acuerdo para nacer un 25 de febrero de 1960. Estos abusos sentimentales sólo ocurren en febrero, el mes en el que me abandonan las mujeres, entran en crisis mis equipos de fútbol y las llamadas telefónicas son capaces de ponerme la vida del revés.

Estábamos pegando carteles un 23 de febrero de 1981, cuando Álvaro Salvador y yo nos enteramos de que la Guardia Civil caminera y decimonónica había tomado el Congreso. Un solo día de febrero estuvo a punto de pesar más que todos los años de asambleas, manifestaciones, sueños, educaciones sentimentales y luchas por la democracia. En pocas horas mi biblioteca podía perder más de la mitad de sus libros. Ningún reloj ha sabido nunca medir la verdadera dimensión del tiempo.

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